Estás asumiendo un nuevo desafío y trabajando día y noche para lograr este objetivo. Estás posponiendo partes habituales de tu rutina, durmiendo menos, tal vez pidiendo más comida para llevar de lo habitual para asegurarte de llegar a la meta. De repente, te encuentras con un obstáculo y te invaden las dudas sobre ti mismo. La posibilidad de fracasar se cuela en tus pensamientos, empañando el sueño que alguna vez tuviste de ti mismo logrando este objetivo. Te confías a alguien en quien confías, esperando que tenga las palabras adecuadas para decirte que te saquen de la oscuridad. ¿Qué te dice?
Tómate un minuto para pensar quién es esta persona y qué diría…
¿Con qué frecuencia imaginamos lo que la otra persona dirá antes de siquiera hacerle la pregunta? ¿Con qué frecuencia nos comunicamos con alguien “sabiendo” que dirá lo “correcto”? Y cuando no lo hace, ¿qué sucede? ¿Decepción? ¿Enojo? ¿Frustración con la persona por no leer tus pensamientos y decir lo que querías escuchar?
Creo que esto sucede con más frecuencia de lo que pensamos y es un poco irónico. Estamos atrapados en nuestras propias cabezas, así que recurrimos a otra persona para obtener una perspectiva externa; sin embargo, esperamos que diga algo que nos guste y que esté en línea con lo que creemos. Si eres culpable de esto, no estás solo. Si estoy escribiendo un blog sobre esto, creo que es seguro asumir que lo he hecho en algunas ocasiones (ejem, varias). Entonces, ¿cómo empezamos a pensar de manera diferente? ¿Cómo nos abrimos a otras perspectivas? Y lo más importante, ¿cómo empezamos a validarnos a nosotros mismos?
En primer lugar, tenemos que entender que todo lo que otra persona hace o dice lo hace a través de la lente de sus propias experiencias y pensamientos. Reaccionan en función de lo que saben, no de lo que esperamos. El hecho de que no digan lo que queremos que digan no significa que sus palabras no tengan valor; y si dicen algo hiriente o que no nos sirva de apoyo, eso es un reflejo de sus experiencias, no de nuestro valor. Así que tómate cada consejo con pinzas. Mantén una mente abierta y añádelo a tu inventario de conocimientos, pero recuerda también que eres tú quien toma las decisiones por ti mismo al final del día. Tú eliges cómo sentirte y actuar por ti mismo.
Verás, puede que ahora mismo estés sufriendo y no sientas que estás recibiendo el apoyo que necesitas. Te entiendo, he pasado por eso. Pero tu ansia de validación por parte de los demás demuestra que crees en las palabras que pueden decirte; las palabras que quieres oír de ellos están dentro de ti. Pongamos esto en juego: estás luchando por adaptarte a tu nuevo puesto en el trabajo y sigues cometiendo errores. Te sientes deprimido y frustrado. Llamas a tu mejor amigo sabiendo que te dirá: "¡Tú puedes con esto! Si alguien puede hacerlo, eres tú. ¡No te rindas!" Ahora bien, si estás esperando escuchar esas palabras de tu mejor amigo, ¿no significa eso que ya existen dentro de ti? ¿Que quieres escucharlas para saber que tus pensamientos sobre ti mismo son verdaderos? Pero, ¿por qué alguien más tiene que decirte que esas palabras son ciertas? ¿Qué no puedes decirte a ti mismo? ¿Por qué no puedes validarte a ti mismo? Giro de la trama: puedes ...
Mente = Volada.
Ahora bien, esto no es tan sencillo como parece y, más que nadie, yo lo entiendo. He trabajado en esta habilidad a diario y todavía me queda mucho por mejorar, pero es esencial en la vida de una persona exitosa. Nos permite dejar ir y seguir adelante, desarrollar confianza y resiliencia, y amarnos a nosotros mismos y a los demás a un nivel más profundo. Nos da el poder de recuperar el control de nuestras vidas. Esta vida es corta y que tú estés aquí, donde estás, es un regalo. Eres un regalo para este mundo. No pierdas ni un segundo más de tu tiempo pensando que eres menos. Como humanos, estamos destinados a cometer errores, caer y fracasar; pero es la tierra más dura la que contiene los diamantes más brillantes. Así que deja de esperar a que otras personas digan las palabras que quieres oír, que te digan que eres suficiente. Recupera tu poder y dite a ti mismo las palabras que quieres oír.